K- SIDE: Black & White Capitulo 1 Part D
Tipo: Novela
Titulo: K – SIDE: Black & White
Series: K
Author/Circle: Miyazawa Tatsuki, Suzuki Shingo
Rating: PG
Language: Spanish
Traduccion: Hitomi Yagami
Capítulo 1: Atados Juntos
(continuará II)
Cuando
Kuroh regresó a casa, Ichigen ya estaba haciendo las preparaciones para la
fiesta de esa noche, usando un delantal y realmente involucrado en su labor en
la cocina. Kuroh se ofreció a ayudar, pero Ichigen se negó diciéndole “Nooo,
no, no. No puedo dejarte ayudarme en preparar aperitivos para una fiesta de
bebidas” y Kuroh no presionó más lejos, viendo lo feliz que estaba Ichigen
ocupándose de los preparativos y la cocina.
Con
gracia volteó la rodaja que estaba friendo mientras tarareaba una tonada
animada, y Kuroh sonrió antes de abandonar la cocina. Él tendría que lograr
hacer que Ichigen le enseñara a preparar snacks como esos para cenas cuando
fuese mayor. Decidió, en cambio, empezar a limpiar, para asegurarse de que los
invitados pudiesen sentirse lo más cómodos posibles en la casa.
Aparentemente,
su hogar había pertenecido a un maestro. Se había superado y acumulado puntos
de modo tal que se había convertido en el director de la escuela de Kuroh y los
otros chicos que la atendían, pero eso había pasado hacía 10 años. Parecía que
había tenido un seguidor muy agradable, y aún en esos días, cuando alguno de
los habitantes más ancianos bebían demasiado recordaban cariñosamente historias
del hombre.
Había
sido bastante famoso entre los historiadores locales, publicando ensayos en el
diario local. Quizás porque había sido construída por una persona con gustos
tan refinados, su casa comprendía más áreas de almacenamientos y armarios
llenos de estantes que la mayoría de los edificios, dándole un encanto único.
Esos cabinetes aún estaban llenos, aún hoy, con rollos llenos de escritos
tradicionales y apoyos conseguidos por el maestro en el trascurso de los años,
y hurgando en las partes más oscuras solía dar un poco de miedo.
Ichigen
estaba algo al tanto de todas las máscaras, muñecas y arte folclórico, y
después de haber discutido el asunto con los familiares vivos del maestro, le
habían permitido mantener los artefactos donde estaban.
Tras
haber barrido el área del genkan, él
cambió cubridor del asiento del retrete antes de darle una vigorosa sacudida al
tatami del salón. Mientras vagaba en el hall del segundo piso, con una cubeta
en mano, se detuvo un momento considerando, antes de asomarse a la habitación
del final, decidiendo que primero la airearía. Podía sentir un leve aroma
proviniendo de la misma.
Había
pasado un tiempo desde que el hombre que
era el aprendiz más antiguo que Kuroh había dejado la casa, pero su habitación
estaba tal y como la había dejado. Ichigen había sonreído, sugiriendo “No creo
que vaya a regresar, pero sólo por si acaso, mantengámosla como está.” Para
Kuroh, esas palabras habían sido incomprensibles. Cuando el hombre se había
ido, lo hizo de un modo que se parecía mucho a una despedida definitiva.
Kuroh
podía recordar claramente el modo en que él había blandido su espada hacia
Ichigen con claras intensiones homicidas y como Kuroh se había interpuesto aún
sabiendo que no tenía posibilidades de ganar, pero desesperado por hacer algo
para protegerlo. Recordaba también cómo Ichigen calmadamente depositó una mano
sobre su hombro, sonriendo “Todo está
bien, Kuroh”.
Nunca
antes hasta ese momento, había habido un solo momento en el que Kuroh hubiese
visto a Ichigen derramar sangre, tampoco había herido a nadie con su espada, lo
cual decía mucho de la habilidad de sus oponente: la suficiente como para que
el maestro de la Escuela Miwa Meijin diera su mejor esfuerzo en una batalla.
Mientras Ichigen había triunfado al final, Kuroh debía admitir que no había
sido capaz de mencionar la verdadera diferencia de fuerzas entre el par. Tan
avanzado había sido el nivel al que habían batallado.
Pero
el hombre había aceptado fácilmente la derrota, sonriendo y dejando una simple
respuesta “Gracias por cuidar de mí todo este tiempo”, antes de tomar su
partida. Él había vivido aquí con Ichigen desde bastante antes de que Kuroh
llegara… aún así, se había marchado sin arrepentimientos.
Ichigen
había respondido con un “Seguro, cuídate” dedicándole una sonrisa. Hasta el día
de hoy, Kuroh aún tenía inconvenientes para entender esto. No podía imaginar
que hubiese habido aunque fuese una significativa cantidad de discordia entre
ellos, y era un misterio saber por qué, fuera de toda predicción, él se había
lanzado a la batalla.
Pero…
El
hombre se había acercado a Ichigen esa vez con un claro intento de matarlo. Eso
era lo único de lo que Kuroh estaba seguro.
“Él
de seguro era extraño…” Kuroh murmuró para sí, deslizando la mirada por toda la
habitación. Una cajonera estaba contra la pared este, con una cama a lo largo
de la del frente, pero quizás el artículo más curioso era el espejo alto y la
mesa de maquillaje contra la pared sur, cubierta de lociones, perfumes, cremas
y envases aislantes alineados. El hombre varias veces había sido encontrado en
su escritorio nunca cansándose de su exhaustivo régimen de cuidado sobre la
piel “…Sí, definitivamente extraño” record{o con renovada certeza.
Kuroh
siempre había mantenido sentimientos mezclados; el hecho de que intentara dañar
a Ichigen, por quien Kuroh sostenía no una pequeña cantidad de afecto, era más
que suficiente para despertar en él cierta animosidad, pero Ichigen en sí mismo
no parecía molesto en lo más mínimo, y más considerando que el hombre era más
que un aprendiz mayo, sino también el sempai de Kuroh como miembro del clan del
Séptimo Rey. Parecía que le había enseñado todo acerca del mundo de los Reyes
del que Kuroh no sabía nada, disfrutando de otro tipo de confianza de parte
Ichigen que Kuroh no había recibido.
Viendo
hacia atrás, el hombre rara vez estaba en casa y en los días en que sí estaba, traía
historias de sus viajes y tragos que tenía con Ichigen. Por momentos, sus
viajes era tomados como órdenes de Ichigen, pero en otros momentos él
simplemente viajaba por propia voluntad. Había sido alguien de espíritu libre,
de mente abierta, pero aún un seguidor algo evasivo. Kuroh no lo odiaba al
menos.
Él
ciertamente tenía instantes en los que no estaba enteramente seguro de cómo
acercarse a él. No creía que fuera una mala persona y respetaba sus habilidades
con la espada y la discreción que a veces desenvolvía.
Y
era ese precisamente el motivo por el que… Kuroh no podía sentirse capaz de
aceptar el modo en que había huido, traicionando a Ichigen. Justo antes de que
se marchara, la última cosa que le había dicho a Kuroh era “Espero que nos
volvamos a ver alguna vez, Kuroh-chan” Entonces, con una fugaz sonrisa
desapareció.
Kuroh
reflexiónó: si alguna vez fuera a ver a ese hombre otra vez… ¿Cómo se acercaría
a él…?
¿…con
el respeto que se le tiene a un sempai de la misma escuela…?
O
quizás, mejor…
¿…
en un campo de batalla, como a un enemigo?
La
reunión empezó casualmente alrededor del anochecer. A pesar del hecho de que no
se había acordado una hora exacta para empezar, los invitados habían empezado a
llegar en pequeños grupos y en poco tiempo uno se encontraba con la visión de
vasos de sake que pasaban de mano en mano, una serena y verdadera reunión de
“campo”.
También
estaba la costumbre de sostener linternas de papel con el símbolo de la familia
del anfitriona. En su camino, incluso sin haber enviado una invitación formal,
los transeúntes del pueblo podían pasar y quedarse a disfrutar. Ellos
encenderían las lámparas cuando las festividades comenzaban y las pagaban al
acabar, y era el deber de Kuroh encender las linternas de la casa Miwa.
Mientras Ichigen le había asegurado que no había nada en particular que tuviera
que hacer, Kuroh intentó ayudar en cualquier modo hasta su toque de queda.
Pero
más allá de su espíritu deseoso, su cuerpo era aún el de un niño e hizo lo
posible por mantenerse alejado del lugar donde se encontraban los adultos
disfrutando con las bebidas, limitándose a llevar la comida y refrigerios.
Estudió cómo servir sake tibio para reuniones tan numerosas como esa y se lo
vio rellenando vasos desde un gran hervidor de sake caliente durante el
transcurso de la noche.
Alrededor
de las 8, se dirigió hacia el salón llevando una bandeja con varias jarras,
hallando la fiesta en pleno movimientos. Habiendo removido panel divisorio,
unieron la sala de estar Ichigen y Kuroh generalmente usaban para las visitas
con la siguiente habitación, creando un espacio de 40 mats con 2 grandes mesas
donde entraban fácilmente 50 personas se habían acomodado.
Kuroh
empezó a apartar los vasos vacíos y cubiertos cuando algunos vecinos que
conocía le hicieron cumplidos “Eres un niño tan bueno, Kuroh” y “¡Un chico tan
fino y trabajador!”. Se ruborizó, repentinamente consciente de sí mismo y
devolvió su apreciación con palabras. Depositando la mirada en el centro de la
reunión, podía ver a Ichigen rodeado por un gran grupo de gente, calmadamente
llevando adelante una conversación. Todos parecían estar disfrutando de las
conversaciones con él –jóvenes o ancianos, hombres o mujeres- y en asambleas
así Ichigen raramente era visto sin alguien a su lado.
Kuroh
sentía que su corazón se llenaba de orgullo, emocionado de que esa persona que
admiraba fuera claramente querida por otros también. En algún sentido, más que
llenarlo con un buen sentimiento era como si quedara satisfecho, en cuerpo y
alma.
En
verdad, la popularidad de Ichigen en el pueblo era algo sorprendente. Hombres
en la cima de su vida acudían a él en busca de consejo sobre inversiones y
herencias, mientras que los más jóvenes le consultaban por cuestiones del amor.
Él escuchaba con una taza de té a las mujeres mayores quejarse por no ser
capaces de llevarse bien con sus nueras, e incluso le consultaban por cómo
acarrear con alguna cuestión interna del pueblo.
Su
personalidad abierta y honesta, compartía su profundo conocimiento ganado con
la amplia experiencia de todo lo que había visto, sin discriminación, había
hecho de Ichigen la persona más apreciada en la aldea. Si alguna vez alguien se
sentía inseguro, se había convertido en un hábito común entre los habitantes
decir “Voy a ir a hablar con Miwa-san por un momento”, con variaciones a
“Miwa-sensei”.
Por
el momento, la multitud alrededor de Ichigen estaba escuchando cómo relataba
historia acerca de sus viajes a través del centro y el sur de América, historia
que Kuroh había escuchado muchas veces antes. Esta vez, los estaba
entreteniendo con el cómico relato de cómo había sido capturado por ladrones
que lo habían amenazado con armas y terminó por hacerse amigo de ellos al
final. Como era de esperarse, los oyentes prorrumpieron en risas ante el final
inesperado, y Kuroh manteniéndose un poco apartado de la conversación pero escuchando
a hurtadillas no pudo evitar esbozar una sonrisa inconscientemente.
Ichigen
podía contar fácilmente bromas e historias graciosas con una expresión seria,
pero incluso él no había podido evitar sonreír, agregando de buena manera, “¡Y
desde entonces, nunca he sido capaz de comer tacos otra vez!” y logró hacer que
la gente volviese a reír una vez más. Mientras la mayoría hubiera terminado
allí, él continuó con una gran sonrisa “Me
pregunto si usted// habrá bailado la ‘Brazilia’...// ¿O quizás la Samba?”
Se repitió a sí mismo, asintiendo para sí mismo.
Quienes
lo observaban se congelaron, ofreciendo vagas respuestas como “Oh…oh..” o “Ahh,
sí… ya veo…”, respuestas que mostraban que estaban algo confundidos y
conjuntamente con sus expresiones daban la sensación colectiva de que “No
tenemos idea de qué diablos estás diciendo, pero te apreciamos así que no
diremos nada”. Pero Ichigen parecía estarlo disfrutando, así que cuando
rápidamente dirigió su mirada hacia Kuroh, el chico mantuvo sus rasgos juveniles
serios y le ofreció un gesto pequeño de aplausos, que iluminó el rostro de
Ichigen quien con una sonrisa exuberante, aunque algo tímida, frotó su nuca.
“…”
“…”
Ahora
sí, la gente a su alrededor se había dejado llevar por su buen humor y
comenzaron a sonreír, aunque ni maestro ni discípulo pudieron comprenderlo
bien… que la gente del pueblo simplemente mirase hacia otro lado en momentos
como este con lo que hacían referencia a él diciendo “Él en verdad es una persona asombrosa y más allá de eso no tienen ni un
sólo defecto, pero a veces, completamente de la nada ¡simplemente dice las
cosas más extrañas!”
Tal
y como una mujer mayor se había lamentado “Si no fuera por ello, él ya hubiese
podido encontrar una esposa, estoy segura.” Otros sostenían que “Quizás, tiene
algo que ver con sus ancestros ¿no? Tal vez, él debería ir hacia donde una de
las mujeres de las montañas y exorcizarse.” Mientras que otros sostenían lo
contrario “No, no está relacionado con sus ancestros ¡Este es claramente el
trabajo de un kitsune!” Todos coincidían,
sin embargo, de que él había sido poseído de algún modo.
Por
el contrario, aquellos que permanecían apoyándolo ofrecían “Pero, incluso si le
atribuímos esos efectos, eso sólo lo colocaría al mismo nivel que el resto de
nosotros. Y él realmente es un hombre inteligente.” Ichigen se había mantenido
cantando la canción de su historia, y el alcalde simplemente desistió en este
punto, ofreciendo con una sonrisa algo incómoda, de esas que uno ofrece cuando
se siente obligado a comentar “Me temo que su profundidad es demasiado para mí
para comprender, Miwa-sensei” pronunció manteniendo sus palabras tan
inofensivas como le era posible.
Los
habitantes habían, en su mayor parte, aceptado esto como la “Enfermedad Miwa”
considerándolo un efecto colateral de su trabajo como poeta o quizás alguna
broma de vanguardia. Naturalmente, ni Ichigen ni Kuroh lo veían así; Kuroh se
sentía conmocionado hasta casi las lágrimas cuando Ichigen recitaba su poesía,
tan movilizado se sentía por las palabras que pronunciaba, lo que hacía que el
resto se preocupara por su futuro.
Ichigen
entregaba esas ‘preciosas palabras’ sin esfuerzo ni cuidado ante lo que Kuroh
pensó seriamente encontrar algún modo para grabarlo y guardarlo. Por el
momento, se escabulló de la fiesta intentando armar un plan para poder
apropiarse de algún modo, de un dispositivo que grabara.
Cuando
Kuroh regresó a la cocina, todo lo que encontró fueron 3 amas de casa que se
había ofrecido a ayudar con la preparación de snacks, para acercarse con las
bebidas y poner la mesa. No había una lista predeterminada de turnos o deberes,
así que el trabajo lo tomaba cualquiera de las mujeres que estuviese libre en
ese momento. Sin su duro trabajo, difícilmente tendrían algo a lo que llamar
una buena “fiesta”.
Aparentemente
libre por el momento, las tres estaban sentadas en sillas algo cansadas, y
cuando una vio a Kuroh, una le dedicó “Buen trabajo esta noche”, mientras otra
le agradecía recordando "Deberías ir a dormir pronto."
Kuroh
le devolvió con una sonrisa "Sí, muchas gracias. Me iré tan pronto termine
con los platos." Desde el punto de vista de los adultos, Kuroh era casi
demasiado bueno para ser real; y mientras Ichigen le tenía un gran afecto, el
resto de los habitantes también le apreciaban. Una de las mujeres interrumpió
de repente "Eso me recuerda... Kuroh-chan esto puede sonar algo extraño de
preguntar, pero... ¿alguna vez Miwa-sensei estuvo casado?"
Kuroh
se arremangó las mangas de su camiseta y se enfrentó a los platos en la pileta
de lavar, algo dubitativo "¿Eh?Ah, no, no creo que lo haya hecho..."
"Ya
veo."
"Hmm..."
Las mujeres se miraron entre sí ante la respuesta media ambigua, y otra se
atrevió a preguntar "Y... él no está viendo a nadie actualmente
¿verdad?"
"..."
Kuroh se detuvo un momento para pensar sin mucha convicción "Yo... no lo
creo." Si lo estuviera, Kuroh estaba seguro de que lo sabría. Después de
todo pasaban casi cada hora de cada día con Ichigen.
Pero
las mujeres inmediatamente se alzaron en una conversación emocionada ante esa
respuesta. "¡Entonces Akagi-sensei aún puede tener una posibilidad!"
"Mmm,
pero Miwa-sensei es terriblemente
despistado..."
Kuroh
no podía entender del todo su discusión; '¿Por
qué el nombre de Akagi-sensei surgía de repente?' Ah, cierto, Akagi-sensei
había estado en la sala recién, con su cabello arreglado de un modo bonito
(algo poco común) vistiendo un lindo traje sobrio -pero tuvo la mala suerte de
ser arrinconada por el anciano de mayor edad en el pueblo, Tanaka, y se vio
forzada a oírlo relatar la historia de la misión especial que le había sido
encargada durante la guerra.
"Y en ese entonces, estaba bajo las órdenes
del teniente, y habíamos abordado el submarino con destino a un puerto en
Alemania donde se suponía que traeríamos de regreso algo que podría cambiar el
destino del país, y ..." Ella tuvo que escucharlo balbucear por cerca de dos o tres horas hasta el punto
en que se la veía algo desgastada.
"Incluso
fue y se tomó el trabajo de hacer esos encantadores muffins de crema - ¡pero
ese viejo de Takanaga ha ido y se los ha comido todos!"
"Entonces...
la persona que ella realmente quería que los probara no pudo tener ni un
bocado, huh... pobre niña"
Las
mujeres suspiraron resignadas al unísono y Kuroh no pudo evitar que creciera su
curiosidad. "¿... y quién quería que las probara, entonces?"
Ante
esto, las mujeres -todas de edades distintas - se voltearon al mismo tiempo a
observarlo, anunciando se una sola vez "Oh, Kuro-chan..." y "No
debes crecer como un hombre antiguo y despistado ¿está bien? ¡Asegúrate de
convertirte en un hombre adecuado que pueda entender los sentimientos de las
mujeres!!" y "o puedes terminar como Miwa-sensei y perder la
oportunidad de ser atrapado!"
Kuroh
sólo pudo soltar un ligero "Uh..." a modo de respuesta.
Las
señoras con sus ojos brillando agregaron con sonrisas a medias "Sin
embargo, quizás sea un poco temprano para discutir estas cosas con
Kuroh-chan" Y ese pareció ser el comentario que dio por finalizada la
conversación.
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En
la medida en que las agujas del reloj marcaron las 9, Kuroh se dirigió a su
habitación en el segundo piso. La reunión aún continuaba en la sala, pero
considerando que Kuroh aún estaba en la educación básica era tiempo de que
fuera a dormir. Habiendo tomado su baño primero lavado sus dientes después,
sólo le quedaba cambiarse, ponerse sus pijamas y saltar a la cama -pero viendo
que aún no estaba lo suficientemente cansado, se recostó y observó tras la
ventana el escenario de la noche.
La
luz derramándose desde fuera de la sala de fiesta tenía al jardín de naranja
mientras la luna iluminaba brillante en el cielo.
'Realmente me gustaría apresurarme y aprender a usar
mis poderes como Miembre del Clan. Y para eso...'
Dirigió la mirada hacia el área alrededor de la laguna, sus ojos depositándose
en el gato de esta mañana que rascaba su mentón. Quizás percibiendo su mirada
en él, levantó su cabeza y abrió la boca para maullar... pero el sonido que se
hacía eco proveniente de la fiesta bajando las escaleras, le impidió llegar a
sus oídos.
El
gato se volteó y se precipitó hacia el lado opuesto de la valla. Kuroh
entrecerró sus ojos mientras una idea empezaba a tomar forma en su mente.
"De acuerdo" Asintió para sí mismo, satisfecho. "Empezaré a
entrenar aún más duro a partir de mañana. Esta es la única manera por el
momento."
Luego
se volvió aa recostar y se acomodó debajo de las frazadas, su largo día,
finalmente alcanzando el final.
CONTINUARÁ
IV...
Asgasdats nuevo capi, muchas gracias por el, me pondré a leerlo ahora mismo, pero primero hay que dar las gracias por su trabajo :)
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